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Horiyoshi III y el tatuaje japonés

Horiyoshi III y el tatuaje japonés

El horimono, arte tradicional del tatuaje japonés, se remonta siglos en la historia.

Japón es un país apasionante con una cultura única en el mundo, una manera de entender la vida y la muerte totalmente distintas a la nuestra, la occidental, y una mitología propia llena de dioses y criaturas que se asientan en una isla a la merced de las inclemencias meteorológicas. Es un lugar impresionante, en todo lo que la palabra abarca. Desde la comida hasta la estética, el país del Sol Naciente ha sido una fuente de inspiración y belleza desde hace siglos.

El tatuaje japonés también tiene una fama que lo precede; es una tradición asentada, reconocida y que ha inspirado a millones de profesionales alrededor del mundo y durante las épocas.

Uno de los grandes nombres del tatuaje japonés es Horiyoshi III, precedido, como es lógico, por Horiyoshi I e Horiyoshi II, quienes le inculcaron los conocimientos esenciales en el arte del “horimono”, el tatuaje antiguo de Japón. Horiyoshi III lleva cuarenta años tratando de que no se pierda este estilo ancestral.

Los tatuajes japoneses se remontan al paleolítico, aproximadamente al año 10.000 A.C. Entre los años 300 A.C. y 300 D.C. visitantes chinos ya reportaron haber visto a gente tatuada, lo que confirma que la tradición estaba ahí. Fue un periodo bonito: los tatuajes fueron usados como símbolos de estatus, así como de tener significados decorativos y espirituales. 

Horiyoshi III y el tatuaje japonés
Nude photography of tattooed Japanese man with tattoo (1870s –1890s) by Kusakabe Kimbei. Original from The Getty. Digitally enhanced by rawpixel.

Sin embargo, del 200 D.C. hasta el año 600 D.C. este estilo de tatuaje se convirtió en sinónimo de actividad criminal y comenzó a tomar una connotación mucho más negativa: fue usado como castigo, de ahí nacieron los “irezumi”.

La clase de tatuaje decorativo japonés que conocemos ahora se desarrolló alrededor del periodo Edo, del 1600 D.C. al año 1868, un periodo de floración japonesa. Cuando los artistas que tallaban madera comenzaron a tatuar la piel humana, utilizaron las mismas herramientas usadas para crear sus grabados, como el cincel y formones. De 1868 hasta 1912, el gobierno japonés prohibió los tatuajes.

De todas maneras y, a pesar de ser un arte ancestral ya legal, los tatuajes hoy en día siguen teniendo una connotación negativa en el país nipón; ciertos lugares públicos como baños termales y demás niegan la entrada a gente tatuada. De todas maneras, Horiyoshi III, aunque dicen que formó parte de la Yakuza (mafia japonesa que luce tatuajes corporales impresionantes, como una especie de segunda piel que cubre casi el cuerpo entero dejando libres las partes visibles como manos, cuello, pies y la zona que se enseña con una camisa de pecho abierto) sigue las enseñanzas zen y su arte se basa en la humildad, nada más alejado de actos criminales.