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Borrar tatuajes con láser: nunca digas nunca

No es necesario que nos hayamos tatuado el nombre de un/a ex para arrepentirnos de un tatuaje; a veces basta con que el significado haya cambiado, que nosotros hayamos cambiado o que el tatuaje haya envejecido mal porque la zona no era la correcta o el tatuaje no estaba hecho con las técnicas adecuadas. Sea como fuere, cuando un tatuaje nos molesta existen un par de opciones: taparlo (lo que se llama un “cover”) con otro tatuaje que se ajuste a la zona o borrarlo con láser. ¿Quién dijo lo de “para toda la vida”?

Si nos fijamos en borrar tatuajes con láser, podemos decir que es una técnica que ha mejorado mucho con los años porque ahora se pueden conseguir unos resultados realmente satisfactorios. Existen varias formas distintas de láser para eliminar los tatuajes. En esencia, todas ellas consisten en un rayo de luz que fragmenta las partículas de tinta alojadas en la piel, las que forman el tatuaje. Son partículas que son lo suficientemente grandes para que el cuerpo no las pueda eliminar.

Borrar tatuajes con láser: nunca digas nunca

La tarea del láser es micropulverizar esas partículas de tinta, es decir, destruirlas. Al ser más pequeñas, pueden ser eliminadas por los glóbulos blancos que quitan las células muertas. Es decir, “limpian” el organismo y la tinta más pequeña. El tatuaje se pulveriza y los glóbulos blancos se encargan de recoger las partículas.

Dicho esto, algunos tatuajes son más difíciles de borrar que otros: los de tinta oscura y hechos por aficionados se van más fácil que aquellos que penetran más en la piel (los más profesionales) y los que tienen colores más claros. El amarillo y el blanco son los tonos más árduos de eliminar.

La zona también influye; un tatuaje en un lugar alejado del corazón y donde hay piel fina costará más de eliminar que uno, digamos, en la espalda, debido al flujo sanguíneo. Así, el número de sesiones necesarias para eliminar un tatuaje dependerá de múltiples factores que la persona encargada de hacerlo comunicará. Como siempre, la información será la clave en todo el proceso. Solo así se asegurará que las expectativas de cómo va a quedar la zona después del borrado y el resultado estén alineados.